16 junio 2006

"ESPÍRITU BUCANERO"

Queridos Psicocamaleones:

La edición discográfica de la era del cd y dvd, tan revisionista y completita, ocupa en buena medida el lugar de los antiguos bootlegs, en muchos casos utilizando el divertido término de “Pirata Oficial”. Ediciones con frecuencia delirantes que ayudaron a dotar de verdadero relieve al mito del rock. Así como la Red, en la que ya se puede encontrar todo el conjunto de rarezas que podían cubrir los piratas, bien por acción del mismo espíritu bucanero o por mediación de los propios
autores. Desde los cincuenta a bien entrados los ochenta las ediciones eran singles, elepés, consabidas y previsibles apuestas comerciales que JAMÁS cubrían las expectativas del público más avezado o del fan más entregado.

PATA PALO

Partiendo inicialmente de Holanda e Italia se trataba de directos grabados “en algún lugar bajo el sol” (Robert Fripp se dedicaba a comprar ediciones pirata de King Crimson en todos los países que visitaba), sobrantes de estudio (aquellas sesiones de Syd Barret recogidas en “The Return of The Crazy Diamond”, un vinilo con la galleta y la carpeta en blanco y una hoja adjunta con foto y datos); caras b, entrevistas, versiones, sesiones de radio, grandes desastres (el concierto de Altamont de los Rolling Stones), grandes momentos (“Santa Monica´72” de David Bowie), o capturas con una grabadora de mano (“Live at The Max kansas City” de Velvet Underground). Descuidadas, con datos equivocados, falsas, artesanales, mimadas, también supusieron una importante fuente de ingresos para sus autores, aunque supongo que a la larga beneficiaban al artista. Eran un complemento sin el cual la historia del rock sería infinitamente más plana. Hubo un tiempo en que tener un pirata de tu grupo favorito era cosa obligada. Recuerdo las ediciones en casete que, desde Valencia, hacía la gente de 7º Sello, grabaciones de los lanzamiento del sello neoyorquino Roir, a su vez incunables de Television, Fleshtones, etc…Probablemente el mejor medidor de la leyenda de cualquier artista fuese el número de piratas que tenía por el mundo: Bob Dylan estaba en cabeza (hubo hasta elepés conteniendo los mensajes de su contestador, y las míticas “The Basement Tapes”, antes de la aparición oficial de parte de ellas en 1.975, eran el bootleg más vendido de todos los tiempos). El mercado negro de casetes ha sido fundamental, por otra parte, para la llegada del rock a países del Este u otras zonas donde, o bien estaba proscrito o el poder adquisitivo no llegaba. De los Beatles tenemos cosas como “The Beatles Acoustic Materpieces” (denominado también “Kinfaus” o “The 1.968 demos”), versiones acústicas de la época del álbum blanco grabadas por John, Paul y George; o “More Sweet Apples” que recoge interesantes tomas alternativas del período 66-69. Los Bootleg Series de Bob Dylan están recuperando convenientemente grabaciones que circularon durante años en el mercado pirata, como el mítico concierto de Manchester que recoge “Live 1.966”, oficializado en 1.998. Los desastrosos conciertos en Oakland durante la gira de 1.969, constituyeron el primer pirata de Los Rolling Stones: “LIVEr Than You´ll Ever Be” salió a principios de los setenta vendiendo centenares de miles de ejemplares y contando con el entusiasta recibimiento de la prensa underground. Mick, siempre cuco, se preocupó por el tema, borrando meticulosamente, durante las sesiones de grabación de “Sticky Fingers”, cada amanecer, las cintas suplementarias que registraban diferentes descartes.


PATA DIGITAL

Lo de ahora es otra cosa, si eres más o menos vendedor tienes tu cd copiado en las famosas mantas callejeras (algunos dicen que no eres nadie si no estás allí expuesto, y otros, como el rapero sevillano Haze, decidieron distribuir de este modo su “Crónicas del Barrio”, una opción libremente escogida) si no, siempre queda Internet. La piratería así concebida cuenta con todas las simpatías, primero porque facilita a bajo precio o gratis cosas que de otra forma habrían de pagarse (o sea motivos tan mercantilistas como cualesquiera otros), y por ese sentimiento tan arraigado de que el que reclama un beneficio económico, por muy legítimo que sea, es el malo, si no se trata de nosotros, claro. En un foro internetero alguien aducía que lo natural era disfrutar la cultura de forma gratuita. Hay que tener en cuenta que NO siempre son grandes-corporaciones-globalizadoras-con-la-sonrisa-de-Bush las beneficiarias de la venta de discos, a veces hay pequeñas compañías que hacen mucho por la música y que deben recuperar gastos, sobre todo para que su importante trabajo siga mereciéndoles la pena. Es curioso: todo el mundo piensa que quien tiene que ceder su trabajo gratis es el prójimo. Ahí termina nuestra revolución: todos menos yo. Qué pena, estábamos a punto de alcanzar el ideario de los sesenta, la Microsociedad Sonriente de Aficionados a la Música: tú me das tu música y yo no te cobro el pan, o reviso tu coche y atiendo a tu hijo en mi consulta sin cargo. El sueño era bello, pero el intento ha quedado frustrado. Algo vuelve a quedar claro: sólo el que no puede hacer valer sus derechos queda fuera. Y eso no parece muy novedoso.
El otro día un músico me hizo llegar sus nuevas canciones a través de Soulseek, su opción prácticamente única es la autoedición. Sólo él debe decidir si quiere que todo el mundo las consiga así o mediante la compra de un cd que las contenga. Si elige el formato clásico: venderlas comprimidas en un cd, tras haber pasado por un estudio de grabación, un diseño de portada, promoción, fabricación, etc, su decisión debería ser respetada. Pero la realidad es otra, cuando edite su disco alguien le tocará la espalda y dirá: “ejem… hemos estado pensando en ti, y hemos decidido colgar tus canciones en internet, para que, en pos de la libertad, lleguen a los oídos de todo el mundo, así serás más conocido, tendrás más conciertos, la gente buscará tus otros trabajos, etc…”. Después le pellizcarán la cara y se irán. Resumiendo, olvídate de decidir por ti mismo, alguien sabe lo que te conviene mejor que tú. Tomemos nota amigos.

ABORDAJES APARTE…

Mi opinión es que la promoción y la publicidad (o sea, mayormente el poder del dinero) siguen y seguirán mandando (si TODO está en la red no hay ninguna razón especial para que alguien prefiera invertir su tiempo en tus canciones si no se entera convenientemente de su existencia), y por mucho que el libre intercambio de archivos arrase, quien esté más respaldado llegará más lejos y tendrá más acceso al reconocimiento y al beneficio que se desprenda de todo ello. El que no lo tenga se la jugará teniendo muchas posibilidades de diluirse sin lograr ningún tipo de compensación. Por eso ha llegado la hora de la versatilidad, de adaptar la legislación a los tiempos y explorar convenientemente internet como posibilidad nueva e inmensa (derechos de autor, tipos de comercialización…). Cada cual debe ser libre de decidir si colgar sus canciones gratuitamente, si cobrar las descargas, si ofrecer dos minutos, o si seguir el noble arte de darnos a conocer la otra cara de la música, al modo de la vieja piratería, ofreciendo al mundo directos, descartes, versiones, etc…Ya nada será igual, y parece razonable que una herramienta del alcance de internet sirva para igualar las posibilidades de la gente.


Publicado en el portal de humor y cómic "Irreverendos" en junio de 2.006.

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