29 mayo 2010

LOCURA

El día que se alborotó el cabello en plena calle, tamborileó con sus dedos en cualquier superficie, gesticuló mientras discutía consigo mismo a buena voz, rio sin venir a cuento moviendo la cabeza de lado a lado, sonrió a los transeúntes girando robóticamente su cuerpo, pidió cigarrillos a discreción que unos metros más adelante destrozaba entre sus manos, cambió decenas de veces en la misma acera de sentido mientras caminaba, saltó un seto, volvió a saltar donde no había nada y cayó carcajeándose al suelo, caminó meditabundo por el centro de la calzada, dedicó una canción desentonada a los viajeros del autobús, y miró fijamente objetos que sólo él veía; lo hizo porque le embargó la irresistible sensación de que todo, todo, era posible a partir de ese momento.



Texto incluido en el libro de relatos de Juanfran Molina "Ciclorama".