14 junio 2011

FIEBRE

Vivir inmerso en el final,
sentirlo disonar bajo los pies
y alrededor,
como aliento beodo
de una inmensidad
cotidiana.

No ser más que absurdo reflejo
en una procesión de espejos
de vitalidad acotada y fungible,
previsible sin fisuras.
Sin poder moverse.
Sin querer salir.

Perseguir una luz con la mirada
esperando turno
en una esquina del lavabo
con un billete enrollado,
¿puede ser ensoñación?.

Otear el futuro
para evitar el presente.
Deslizar la estela de la luz
por la imaginación
una y otra vez,
como masaje estridente
de la madrugada.

Y, luego,
desandar lo andado
para retomar el final
donde lo habíamos dejado
y agitarlo
para volverlo a empezar,
para que no acabe nunca
ni nos traiga un nuevo día.

Huir por puertas laterales
esquivando miradas,
desoyendo llamados,
tropezando, esperando
tres calles más abajo.
Abrazados al artificio
por tal de exprimir el final
y respirar
la calidez de su aroma
a medicina y gasoil.
Y removerlo a la espera
de su amarillenta
y untuosa sonrisa.

Recorrer corredores
ya recorridos en círculo.
Prendiendo la fiebre
llena de cuchillos y leones.
Sentirse patinando eternamente
en un lapso de tiempo.

Inmolarse en la velocidad
de un coche callado
que derrapa gratuito
y no puede parar.
Ir limando la curva a cada paso,
desecando el círculo ajado
con los ojos cerrados
hasta el próxima final.

Morder nuestro tiempo.
Escupir la razón.
Echar a la hoguera
todos los indicios
de principios,
todas las sensaciones
de indicios,
todas las impresiones
de sensaciones.

Exprimir el final
encallados en la esquina de un bar,
silenciosos y huecos.
Cada uno por su propio túnel.
Con el delirio ojeando frenético
las páginas de la memoria.
Paralizados en el centro
del torbellino de nuestro eco:
ya lento y murmurado.
Ansiando ser ovillo anidado
en sueños nuevos,
incapaces de alzar la mano.
Salir a un sol que quema
y sentirse hundido
hasta las rodillas,
en un ajeno verano asfaltado.

Nacer conociendo un final
acolchado de mentiras,
y aprender a sorprenderse
con sorpresas ya aprendidas.
O romper el rito,
con la fiebre.