22 febrero 2013

EL NOMBRE


Hola, soy el nombre. Y tú no eres nada: si yo te falto, sólo cuentas con una denominación casi numérica. No seas obtuso: para tenerme algún día por tus propios medios deberás ser prácticamente un genio o deslomarte y encima tener suerte. Mírame, soy el nombre de alguien que era como tú y ya no lo es. Soy un sueño cumplido que da color a seres grises y anónimos que han dejado de estar perdidos en este casino de azares, intereses y ambigüedades llamado España.

 
Viajo silencioso en un sobre, aguardo en un cajón, salto de un ordenador a otro. Cobro vida en labios que me susurran a través de teléfonos o junto a discretas cabezas que asienten. Salto de la boca del padre hasta el hombro del concejal; de la boca del concejal al hombro del alcalde. Y, llegado el caso,  sigo subiendo, sin detenerme ante nada, sin atisbo de duda, sin mirar atrás hasta conseguir mi hueco.


Soy el nombre elegido que te adelantará por la derecha como una exhalación, no podrás siquiera verme pasar. El que estará en una tarjeta de visita, sobre una mesa de despacho o en la pechera de un uniforme de trabajo en vez del tuyo. El fruto de un artificioso y asfixiante don de gentes; de una abnegada labranza de relaciones, peticiones y peloteos a través de asociaciones, sindicatos o juventudes; de favores de toda índole, de invitaciones en el bar. Así, hasta que un día salta la chispa, se ilumina el atajo y salto al otro lado del desfiladero.
 
 
 
Publicado en el nº155 de la revista de humor on line "El Estafador", dedicado a la corrupción.

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