09 octubre 2016

TINTA NEGRA



Mi mirada pierde el pulso:
se inclina con las inclinadas,
desenfoca con las desenfocadas.
Resbala reducida a lágrima azul
sobre la piedra que acabamos siendo todos.
Vislumbra, casi como un recuerdo
que late en el rabillo del ojo,
restos desperdigados de nuevas ilusiones apagadas,
como una hoguera abandonada;
cargas y descargas de alambradas de silencio,
aceras cuarteadas,
calles oscuras para siempre,
espacio común mancillado, viciado, amedrentado,
y puentes inacabados.
Mastica eterna tierra seca de tiempo estancado
y asfalto reventado,
que estalla con desidia,
empujado por hierbajos de acero.

El sol, tan desorientado,
despilfarra su luz, su poder,
oscureciéndonos
para iluminar dientes de oro,
impunidad,
pistolas, navajas,
supersticiones,
volantes que giran y hebillas de cinturones.

Mi esperanza ha sido finalmente maniatada
por discursos volátiles que encadenan la palabra.
Aislada en la sala de espera.
Absorbida en el sumidero de imágenes.
Golpeada contra la pared por la verdad insoportable.
Enroscada en un nido de cobardía.

La injusticia y la vileza
no paran de segregar su tinta negra;
nunca se terminan de aclarar.
Jamás conseguimos ver el fondo del río.
Se acumulan, se suceden,
Se homenajean, se reverencian,
Se honran, se condecoran.
Se estratifican formando muros y más muros
que empapelar
a base de mentiras,
viejas ilusiones encendidas
y promesas, muchas promesas.



(Este poema ha sido escrito con motivo del Sexto Encuentro de Escritores por Ciudad Juárez, celebrado el día 7 de octubre de 2016 en el Jardín del Museo Casa de Los Tiros de Granada)

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